Hoguera de San Juan en Valladolid
No te sorprendas si comienzo comentando un detalle astronómico. Si nos fijamos en la altura del Sol a mediodía durante todo el año, nos daremos cuenta de que en invierno el Sol está mucho más bajo y cercano al horizonte que en verano; de hecho, durante el invierno y la primavera el Sol va ganando altura día a día hasta el solsticio de verano (en torno al 21 de junio), momento en el cuál, tras alcanzar la altura máxima, empieza a descender. Durante el verano y el otoño se encuentra cada vez más bajo a mediodía hasta que, en el solsticio de invierno (en torno al 21 de diciembre), llega a su punto más bajo.
Este conocimiento no es nuevo, la humanidad lo viene observando desde hace miles de años. Lo que sí es relativamente nuevo, de hace unos pocos cientos de años, es la interpretación de porqué ocurre así. Ahora sabemos que la inclinación del eje de rotación de la Tierra y las características concretas de su órbita hacen que el Sol 'baile' de día en día en su posición sobre el horizonte. En la antigüedad veían durante la primavera que el Sol subía y subía, y al llegar el solsticio de verano se detenía la subida y comenzaba a bajar. Cuentan que, sin una explicación a ese fenómeno y ante el miedo supersticioso a que el Sol perdiera fuerza, durante esos días se encendían hogueras para reavivar la llama solar.
Esta ancestral costumbre ha llegado hasta nuestros días, aunque transformada en lo que conocemos como la noche de San Juan. Igualmente la Navidad vino a sustituir las Saturnales, fiesta romana que celebraba el 'nacimiento' de un nuevo sol durante el solsticio de invierno pues, a partir de ese momento, el sol dejaba de bajar y comenzaba a subir. Al final se impuso en nuestra cultura cristiana la festividad por el nacimiento de Jesucristo sobre la celebración 'astronómica'.
Y así es como un año más nos fuimos a celebrar la noche de San Juan unos, el solsticio de verano otros, a compartir un rato con los amigos la mayoría, y a ponerse hasta el culo de alcohol y hierbas aromáticas alguno que otro. Eso sí, en esta ocasión el tormentón que cayó sobre Valladolid en las horas precedentes hizo que la asistencia bajara mucho respecto a años anteriores.
Destacar la participación de bomberos y personal de protección civil durante el desarrollo de la hoguera, y el homenaje que hicieron, justo antes del encendido, a los bomberos fallecidos. Por cierto, con mención especial a nuestro amigo Álvaro Paredes.
Y termino con otro clásico de la hoguera de San Juan, la quema de apuntes.
