Una de las cosas que me gusta de ir a ver el cielo estrellado de la Sierra de la Culebra es que durante el día te puedes entretener viendo fauna. Los ciervos son muy bonitos de ver y bastante fáciles de observar con unos simples prismáticos. Los lobos son algo más difíciles de encontrar, por su menor densidad y su mayor precaución a la hora de mostrarse. Pero cuando puedes ver lobos y ciervos en la misma escena la emoción está garantizada, aunque la mayoría de las veces pasar, lo que se dice pasar, no pasa nada.

En esta ocasión intentamos ver lobos cuatro tardes. La primera pudimos ver muchos ciervos pero apenas vimos cuatro lobos a última hora cuando ya era casi de noche y la poca luz apenas dejaba distinguir lo que era lobo de lo que era arbusto. Las siguientes dos tardes tan solo vimos ciervos y apenas una docena (en ocasiones hemos contado más de 70 en una misma tarde). Lo mejor vino al cuarto intento en el que cuatro lobos, probablemente los mismos del primer día, se pasearon por delante de nuestros telescopios durante más de 5 minutos.

Un problema con la tarjeta de memoria de la cámara y el Magic Lantern (una modificación del software de la cámara) me impidió grabar con todos los aumentos posibles, aunque al final he podido recuperar la primera escena. Lo que se perdió del todo fue el sonido del principio, que sería interesante para mostrar la emoción de la gente al ver el lobo (sobre todo de la gente menuda). Afortunadamente, en el final ya sí se nos oye emocionados por la situación de tener los ciervos al lado de los lobos y no saber qué puede pasar. Finalmente los lobos siguieron su camino, pero ya escondidos entre la vegetación, y no volvimos a verlos... hasta la próxima, espero.